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En la Biblia vemos a un Jesús que salía a los pueblos y ciudades a predicar el evangelio, a sanar a los enfermos, a resucitar muertos, y lo sorprendente de todo es que la gente a pesar de la distancia lo seguía. Quizá uno que otro lo tachaba de loco o diría que era alguien sin oficio ni beneficio porque lo veían siempre haciendo lo mismo, sin embargo, a Jesús eso no le importaba. Él tenía claro su propósito aquí en la tierra, sabía que necesitaba compartir con otros el agua del manantial de la vida eterna “pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna”. (Juan 4:14 NTV) y todo con tal que ninguno se perdiera y recibieran la salvación.
Es momento de llevar a Jesús más allá de las cuatro paredes, es momento de levantarnos y empezar a preocuparnos por todos aquellos que nunca han entrado a una iglesia por temor a ser juzgados; abracemos a aquel que ha sido etiquetado y marginado solo por su apariencia, brindemos amor a ese joven que está perdido en drogas, alcohol, pornografía, fornicación, y demostremos que hay alguien que quiere sanar sus heridas y darle nueva vida. Compartamos el manantial de vida eterna.
Nuestra pasión es compartir el Evangelio de Jesucristo. Gracias al apoyo de organizaciones como Shareword y One Hope podemos llevar equipamiento para las iglesias y materiales para evangelizar a personas de todas las edades.